lunes, 3 de mayo de 2010

Una especie de somnolencia nerviosa me distrae de mis ocupaciones. El viernes por la mañana: un café con leche, una misma canción una y otra vez, los papeles de Enrique y una sensación de familiaridad. Releo algunas cosas sin importancia y doy con una frase arrancada del comienzo del Bartleby de Melville: "Soy un hombre de cierta edad".

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