viernes, 16 de abril de 2010

UNA NOTA

Hace un par de días recibí un paquete certificado desde Pontevedra, a pesar de que yo no soy de los que reciben prácticamente nada. Una carpeta y una nota de Raúl Quintana, a quien imaginaba ya instalado en Alcalá.

"Si hay algo que tengo que agradecer a mi padre no son más que tres alegrías y dos carpetas viejas. Las alegrías no vienen al caso; las carpetas, sí. En la primera de ellas, una vieja carpeta azul de gomas: una colección dispersa de recortes: muebles, sobre todo, y rostros desconocidos y opiniones de otros. En la segunda, tan aparentemente estúpida como la primera: una etiqueta a medio despegar con un nombre: Enrique Ruiz, en una letra que no es la de mi padre. Debajo del nombre: "papeles y notas", entre comillas, a modo de subrayado: y más de trescientas páginas escritas a mano, sobre esto y aquello.
Aún no sé, ni sé si quiero saber, quién es o quién fue el tal Enrique. En todo caso, y como ya sabes que la manía de las mudanzas sigue siendo mi menor virtud, prefiero que seas tú mismo quien decida qué hacer con la segunda carpeta mientras yo me encargo de deshacerme de la primera.
Diviértete.
Raúl".

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